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Martes, 08 Marzo 2011 21: 29

fatiga general

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Este artículo es una adaptación de la 3ª edición de la Enciclopedia de Salud y Seguridad en el Trabajo.

Los dos conceptos de fatiga y descanso son familiares para todos por experiencia personal. La palabra “fatiga” se utiliza para denotar condiciones muy diferentes, todas las cuales provocan una reducción de la capacidad de trabajo y la resistencia. El uso muy variado del concepto de fatiga ha resultado en una confusión casi caótica y es necesaria alguna aclaración de las ideas actuales. Durante mucho tiempo, la fisiología ha distinguido entre fatiga muscular y fatiga general. El primero es un fenómeno doloroso agudo localizado en los músculos: la fatiga general se caracteriza por una sensación de disminución de la voluntad de trabajar. Este artículo se ocupa únicamente del cansancio general, que también puede llamarse “cansancio psíquico” o “cansancio nervioso” y el resto que éste requiera.

El cansancio general puede deberse a causas muy diferentes, las más importantes de las cuales se muestran en la figura 1. El efecto es como si, a lo largo del día, todas las diversas tensiones experimentadas se acumularan en el organismo, produciendo gradualmente una sensación de aumento de la fatiga. fatiga. Este sentimiento impulsa la decisión de dejar de trabajar; su efecto es el de un preludio fisiológico al sueño.

Figura 1. Presentación esquemática del efecto acumulativo de las causas cotidianas de fatiga

ERG225F1

La fatiga es una sensación saludable si uno puede acostarse y descansar. Sin embargo, si uno hace caso omiso de este sentimiento y se obliga a seguir trabajando, la sensación de cansancio aumenta hasta volverse angustiosa y finalmente agobiante. Esta experiencia diaria demuestra claramente el significado biológico de la fatiga que juega un papel en el mantenimiento de la vida, similar al que juegan otras sensaciones como, por ejemplo, la sed, el hambre, el miedo, etc.

El descanso se representa en la figura 1 como el vaciado de un barril. El fenómeno del descanso puede tener lugar normalmente si el organismo permanece imperturbable o si al menos una parte esencial del cuerpo no está sometida a estrés. Esto explica el papel decisivo que juegan en los días laborables todas las pausas laborales, desde la breve pausa durante el trabajo hasta el sueño nocturno. El símil del barril ilustra lo necesario que es para la vida normal alcanzar un cierto equilibrio entre la carga total que soporta el organismo y la suma de las posibilidades de descanso.

Interpretación neurofisiológica de la fatiga

El progreso de la neurofisiología durante las últimas décadas ha contribuido en gran medida a una mejor comprensión de los fenómenos desencadenados por la fatiga en el sistema nervioso central.

El fisiólogo Hess fue el primero en observar que la estimulación eléctrica de ciertas estructuras diencefálicas, y más especialmente de ciertas estructuras del núcleo medial del tálamo, producía gradualmente un efecto inhibidor que se manifestaba en un deterioro de la capacidad de reacción. y con tendencia a dormir. Si la estimulación se prolongaba durante cierto tiempo, a la relajación general le seguía la somnolencia y finalmente el sueño. Más tarde se comprobó que a partir de estas estructuras, una inhibición activa puede extenderse a la corteza cerebral donde se concentran todos los fenómenos conscientes. Esto se refleja no solo en el comportamiento, sino también en la actividad eléctrica de la corteza cerebral. Otros experimentos también han logrado iniciar inhibiciones desde otras regiones subcorticales.

La conclusión que se puede extraer de todos estos estudios es que existen estructuras situadas en el diencéfalo y el mesencéfalo que representan un eficaz sistema inhibidor y que desencadenan la fatiga con todos sus fenómenos acompañantes.

Inhibición y activación

Numerosos experimentos realizados en animales y humanos han demostrado que la disposición general de ambos a la reacción depende no sólo de este sistema de inhibición sino esencialmente también de un sistema que funciona de manera antagónica, conocido como sistema de activación reticular ascendente. Sabemos por experimentos que la formación reticular contiene estructuras que controlan el grado de vigilia y, en consecuencia, las disposiciones generales a una reacción. Existen enlaces nerviosos entre estas estructuras y la corteza cerebral donde se ejercen las influencias activadoras sobre la conciencia. Además, el sistema activador recibe estimulación de los órganos sensoriales. Otras conexiones nerviosas transmiten impulsos desde la corteza cerebral, el área de percepción y pensamiento, al sistema de activación. Sobre la base de estos conceptos neurofisiológicos, se puede establecer que los estímulos externos, así como las influencias que se originan en las áreas de la conciencia, pueden, al pasar por el sistema activador, estimular una disposición a una reacción.

Además, muchas otras investigaciones permiten concluir que la estimulación del sistema activador se difunde frecuentemente también desde los centros vegetativos, y hace que el organismo se oriente hacia el gasto de energía, hacia el trabajo, la lucha, la huida, etc. (conversión ergotrópica de los órganos internos). A la inversa, parece que la estimulación del sistema inhibidor en el ámbito del sistema nervioso vegetativo hace que el organismo tienda al reposo, reconstitución de sus reservas de energía, fenómenos de asimilación (conversión trofotrópica).

Por síntesis de todos estos hallazgos neurofisiológicos, se puede establecer la siguiente concepción de la fatiga: el estado y la sensación de fatiga están condicionados por la reacción funcional de la conciencia en la corteza cerebral, la cual está, a su vez, gobernada por dos sistemas antagónicos entre sí: el sistema inhibidor y el sistema activador. Así, la disposición del hombre al trabajo depende en cada momento del grado de activación de los dos sistemas: si el sistema inhibidor es dominante, el organismo estará en estado de fatiga; cuando el sistema de activación es dominante, exhibirá una mayor disposición para trabajar.

Esta concepción psicofisiológica de la fatiga permite comprender algunos de sus síntomas, a veces difíciles de explicar. Así, por ejemplo, una sensación de fatiga puede desaparecer repentinamente cuando ocurre algún evento externo inesperado o cuando se desarrolla una tensión emocional. Está claro en ambos casos que el sistema activador ha sido estimulado. Por el contrario, si el entorno es monótono o el trabajo parece aburrido, el funcionamiento del sistema activador disminuye y el sistema inhibidor se vuelve dominante. Esto explica por qué la fatiga aparece en una situación monótona sin que el organismo esté sometido a ninguna carga de trabajo.

La figura 2 representa esquemáticamente la noción de los sistemas de inhibición y activación mutuamente antagónicos.

Figura 2. Presentación esquemática del control de la disposición al trabajo mediante sistemas inhibidores y activadores

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Fatiga clínica

Es una experiencia común que la fatiga pronunciada que se produce día tras día producirá gradualmente un estado de fatiga crónica. La sensación de cansancio se intensifica y aparece no sólo por la noche después del trabajo, sino también durante el día, a veces incluso antes de empezar a trabajar. Un sentimiento de malestar, frecuentemente de naturaleza emotiva, acompaña a este estado. Los siguientes síntomas se observan a menudo en personas que sufren de fatiga: emotividad psíquica aumentada (comportamiento antisocial, incompatibilidad), tendencia a la depresión (ansiedad desmotivada) y falta de energía con pérdida de iniciativa. Estos efectos psíquicos suelen ir acompañados de un malestar inespecífico y se manifiestan por síntomas psicosomáticos: dolores de cabeza, vértigo, alteraciones funcionales cardíacas y respiratorias, pérdida de apetito, trastornos digestivos, insomnio, etc.

En vista de la tendencia a los síntomas mórbidos que acompañan a la fatiga crónica, puede llamarse con justicia fatiga clínica. Hay una tendencia al aumento del ausentismo y, en particular, a más ausencias por períodos cortos. Esto parece deberse tanto a la necesidad de reposo como al aumento de la morbilidad. El estado de fatiga crónica se presenta particularmente entre las personas expuestas a conflictos o dificultades psíquicas. A veces es muy difícil distinguir las causas externas de las internas. De hecho, es casi imposible distinguir causa y efecto en la fatiga clínica: una actitud negativa hacia el trabajo, los superiores o el lugar de trabajo puede ser tanto la causa de la fatiga clínica como el resultado.

Las investigaciones han demostrado que los operadores de centralita y el personal de supervisión empleados en los servicios de telecomunicaciones presentan un aumento significativo de los síntomas fisiológicos de fatiga después de su trabajo (tiempo de reacción visual, frecuencia de fusión del parpadeo, pruebas de destreza). Las investigaciones médicas revelaron que en estos dos grupos de trabajadoras había un aumento significativo de estados neuróticos, irritabilidad, dificultad para dormir y sensación crónica de cansancio, en comparación con un grupo similar de mujeres empleadas en las ramas técnicas del correo, teléfono y servicios telegráficos. La acumulación de síntomas no siempre se debió a una actitud negativa por parte de las mujeres afectadas por su trabajo o sus condiciones de trabajo.

Medidas preventivas

No existe una panacea para la fatiga, pero se puede hacer mucho para aliviar el problema prestando atención a las condiciones generales de trabajo y al entorno físico del lugar de trabajo. Por ejemplo, se puede lograr mucho mediante la organización correcta de las horas de trabajo, la provisión de períodos de descanso adecuados y comedores y baños apropiados; también deberían concederse vacaciones pagadas adecuadas a los trabajadores. El estudio ergonómico del puesto de trabajo también puede ayudar en la reducción de la fatiga al garantizar que los asientos, mesas y bancos de trabajo tengan las dimensiones adecuadas y que el flujo de trabajo esté correctamente organizado. Además, el control del ruido, el aire acondicionado, la calefacción, la ventilación y la iluminación pueden tener un efecto beneficioso para retrasar la aparición de la fatiga en los trabajadores.

La monotonía y la tensión también pueden aliviarse mediante el uso controlado del color y la decoración en el entorno, intervalos de música y, en ocasiones, pausas para ejercicios físicos para trabajadores sedentarios. La formación de los trabajadores y, en particular, del personal de supervisión y gestión también desempeña un papel importante.

 

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