Martes, mayo 03 2011 10: 29

Extractos del Prefacio a la Primera Edición (1930)

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En 1919 la Conferencia Internacional del Trabajo en Washington solicitó a la Oficina Internacional del Trabajo “elaborar una lista de los principales procesos a considerar como nocivos para la salud”. Pero en la práctica era imposible elaborar tal lista, al menos de forma completa o definitiva, debido al número y complejidad de las operaciones que en algunos aspectos podrían considerarse insalubres, la continua evolución de la técnica industrial que suprime con causas de enfermedad en una dirección, mientras que da lugar a nuevas posibilidades de enfermedad en otra, y el carácter indefinido de la concepción de “insalubridad” que varía en diferentes épocas y en diferentes países.

Estas consideraciones llevaron a la idea de sustituir la lista de procesos insalubres solicitada por la Conferencia, por una especie de enciclopedia que analizara desde el triple punto de vista del trabajo a realizar, el trabajador empleado y el entorno en el que trabaja. , las diversas tareas involucradas en el trabajo humano, las propiedades de las sustancias tratadas, las operaciones involucradas en el manejo y procesamiento de estas sustancias, las posibles fuentes y portadores de intoxicación y enfermedad, los datos estadísticos sobre los efectos en la medida en que se conozcan, la síntomas, el diagnóstico, el tratamiento terapéutico y profiláctico, y la legislación protectora ya existente.
Era una tarea difícil, y que estaba sujeta al reproche de no ser completa ni definitiva. Pero, ¿cómo podría ser de otra manera? Nadie puede aspirar a arreglar de una vez por todas algo que está vivo, en evolución, progresivo. Aunque, como se dijo más arriba, la evolución de la práctica técnica en la industria puede crear cada día nuevos peligros para el trabajador, sin embargo, el progreso de esta misma técnica y de la higiene industrial puede, al día siguiente, eliminar ciertos peligros existentes, que deben, no obstante, ser registrados y analizados en este trabajo. Una de las virtudes de este trabajo es precisamente el hecho de que no es definitivo. Toma un momento en la vida social y en el progreso de la higiene industrial, pero requiere ser actualizado constantemente precisamente porque es un trabajo tanto científico como práctico.

Esta es su doble naturaleza, como la de toda investigación realizada por la Oficina Internacional del Trabajo, cuyo propósito estricto es hacer de la ciencia el servidor de la acción práctica. Esta Enciclopedia no es una obra de pura propaganda; nunca sacrifica la objetividad científica a las ideas que los autores tienen naturalmente en el corazón. Por otro lado, no es un mero tratado de medicina o higiene; no reclama originalidad en el tratamiento de las diversas cuestiones; no pretende ser un estudio exhaustivo; en cada tema simplemente da un resumen de la posición existente de la ciencia, con cifras tomadas de las estadísticas por el bien del ejemplo y no como apoyo a ningún argumento. Se ha tratado de mantener un camino intermedio entre una obra puramente científica destinada al experto, y un manual popular. Su objetivo es proporcionar a los trabajadores, los empleadores, sus organizaciones y los médicos en ejercicio la información necesaria para que puedan descubrir, combatir y prevenir las enfermedades profesionales, cuyas consecuencias económicas son tan perjudiciales para la producción como lo son sus consecuencias sociales para el mundo. de trabajo…

…La Oficina Internacional del Trabajo, al colaborar con estos científicos durante algunos años, ha obtenido una conciencia más clara del alcance de su misión. El Preámbulo de la Parte XIII del Tratado de Paz [de Versalles] incluía entre las tareas urgentes de la Oficina la protección de los trabajadores “contra enfermedades, dolencias y lesiones derivadas de su empleo”. Los Estados signatarios, al estar de acuerdo con esta declaración de principios, parecen haber aceptado el dicho de Beaconsfield de que la salud de las personas es el más importante de todos los problemas. La Oficina ha puesto a disposición de los interesados ​​un estado de la situación actual de la ciencia y ha transmitido al legislador los elementos de fisiología y fisiopatología que le son necesarios para establecer un código de salud industrial; al recopilar y concentrar esta información en un solo trabajo, aumentando así su alcance y atractivo, la Oficina continúa el trabajo de aquellos que, desde el inicio de la industria de “gran escala”, se han esforzado por proteger la vida humana, amenazada abierta o insidiosamente por nuevos procesos técnicos…

En las sociedades antiguas, las tareas peligrosas y desagradables estaban reservadas para los criminales. Fourier, a pesar de toda su fértil imaginación, no se atrevió a prever que el progreso de la técnica industrial conduciría un día a la supresión de las ocupaciones insalubres o peligrosas: reservó el trabajo sucio o peligroso para sus “pequeñas cuadrillas”. Hoy en día el problema es completamente diferente: la conciencia de la sociedad moderna se da cuenta de que las enfermedades profesionales no deben reservarse para determinadas personas, sino que deben desaparecer. Ahora se conocen los orígenes y las causas, y sólo se necesita voluntad y organización. Hay muchos otros sufrimientos y muchas otras enfermedades a las que están expuestos los mortales. Como dijo Puccinotti: “La vida debe ser preservada para el trabajo, y el trabajo debe ser inofensivo para la vida”. …

Alberto Tomas
Director general
Oficina Internacional del Trabajo
Ginebra, 1930

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